El Salvador: "Hay una actitud de guerra entre el Estado y las pandillas"

Fuente de la imagen, Roberto Valencia
- Autor, Roberto Valencia
- Título del autor, Especial para BBC Mundo
Pocas personas en El Salvador generan tanta animadversión como Raúl Mijango.
Ha sido comandante guerrillero, director del programa de desminado en la posguerra y diputado en la Asamblea, pero la posición que más proyección le ha dado es la de mediador de la insólita tregua suscrita en 2012 entre las pandillas Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18, con la venia del gobierno salvadoreño, la iglesia católica y la Organización de Estados Americanos.
El Salvador forma parte del Triángulo Norte centroamericano, la región que Naciones Unidas define como la más violenta del planeta.
En un país de poco más de 6 millones de habitantes, en 2011 asesinaron a 12 personas cada día, promedio que en los dos primeros meses de 2012 se elevó a 14.
En marzo comenzó la tregua, y en un chasquido los homicidios cayeron a cinco o seis diarios.
<bold><link type="page"><caption> Lea: La tregua pandillera que nació entre rejas</caption><url href="http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/11/121023_el_salvador_tregua_mara_pandillas_salvatrucha_b18_irm.shtml" platform="highweb"/></link></bold>
Puertas cerradas
Si bien nunca toleró la palabra "negociación", el expresidente Mauricio Funes apoyó en sus inicios de manera decidida el proceso, al punto de ir a promoverlo a Washington y al Vaticano.
Pero a mediados de 2013, alertado por lo impopular que es cualquier atisbo de negociación con las maras y a las puertas de unas elecciones presidenciales, Funes reformó su gabinete de seguridad, y Mijango pasó a ser un proscrito.
Incluso la Fiscalía intentó procesarlo –sin éxito– por su papel de mediador.

Fuente de la imagen, Roberto Valencia
Las puertas de las cárceles que albergan a los líderes de la MS-13 y el Barrio 18 –con los que él se reunía con frecuencia– se le cerraron por completo y los homicidios comenzaron a subir; hoy están en una situación similar a la que se tenía antes de la tregua.
En la actualidad Mijango sigue dialogando con pandilleros, pero sus esfuerzos se centran en nueve municipios de 262 que tiene El Salvador.
<link type="page"><caption> Lea: El hombre que hace hablar a los muertos de El Salvador</caption><url href="http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/03/140327_el_salvador_muertes_maras_ingeniero_ticas_arqueologia_forense_aw.shtml" platform="highweb"/></link>
Usted está muy satisfecho con la tregua, pero la sociedad salvadoreña la rechaza.
Con este proceso bajamos los homicidios de 14 diarios a 6; eso nadie lo puede rebatir.
Hay quien dice que esa disminución se explica porque hay muchas personas en fosas clandestinas.
Eso es absurdo, porque incluso si sumamos fallecidos y desaparecidos, tampoco pega; sigue habiendo una reducción muy importante.
Otros alegan que la disminución solo benefició a los mareros.
Basta revisar las notas periodísticas de los 15 meses en los que la tregua tuvo plena vigencia para ver cómo se redujeron las muertes de motoristas de buses, de soldados, de policías…
La reducción benefició a los que son más golpeados por la violencia. Según nuestros números, se han salvado más de 6.000 vidas.
¿Cómo explica el rechazo social?
Porque mucho del problema de la violencia es la percepción, y la percepción la generan los medios de comunicación.
Contra el proceso de paz ha habido una ofensiva de parte de los principales medios, para descalificarla.
Solo así se explica que cuando la tasa de homicidios estaba en cinco, viniendo de 14, había gente que en las encuestas respondía que la situación estaba peor.
Los medios han contribuido a que haya una percepción negativa, incluso en la etapa más exitosa, de marzo de 2012 a junio de 2013.
¿Qué ocurrió en junio de 2013?
Hubo un cambio de ministro de Seguridad Pública y el gobierno dejó de dar las facilidades que el proceso requería para desarrollarse.
¿En qué situación estamos hoy?
El repunte de los homicidios es el costo que el país está pagando por la desatinada decisión de no apoyar el proceso.
Ustedes anunciaron acuerdos para crear 11 municipios libres de violencia.
Y de esos 11, solo en dos hemos tenido dificultades; en los otros nueve las cifras se mantienen igual que durante la etapa más exitosa.

Fuente de la imagen, Roberto Valencia
¿Qué impidió llevarlo a otros lugares? Que el gobierno dio la espalda al proceso.
Porque en esto no solo se trata de lo que nosotros hacemos, como mediadores, sino también de que gobierno central y las alcaldías asuman responsabilidades.
Todo indica que 2014 terminará con mil asesinatos más que 2013.
Pero el aumento no ha sido en los municipios libre de violencia.
Yo hace más de un año que no entro en ninguna cárcel, y entrar es necesario para persuadir al pandillero… persuadir solo se logra cara a cara.
Además, a veces lo que se necesita para solucionar problemas es confrontar a los líderes de las zonas en las que surgen problemas. Sin esas capacidades, ¿qué voy a hacer yo?
¿La tregua ha terminado?
Para mí el proceso sigue vivo. Los documentos que se firmaron en los municipios libres de violencia sostienen el esfuerzo en esos lugares.
Pero las pandillas no han dejado de extorsionar ni siquiera en esos municipios.
Al problema de la extorsión se le va a entrar cuando el Estado esté dispuesto, porque si el Estado no ofrece nada a cambio de dejar de extorsionar…
¿No cree que la tregua legitimó las estructuras de control de las maras en las colonias que controlan?
Pero eso no depende de nosotros. De nosotros depende que esas estructuras por lo menos dejen de cobrar la vida de salvadoreños. Eso, para nosotros, es más que suficiente, porque para lo demás no tenemos capacidad de intervenir.
Si la gente paga la extorsión es porque las estructuras de terror siguen vigentes.
Eso no se ha desmontado porque el Estado no ofrece alternativas. No hay que ser ingenuos: si en serio querés desmontar el problema de violencia, hay que elaborar un plan de nación, definir inversiones estratégicas en inserción y rehabilitación, y todo lo demás.
Los líderes de las pandillas no han regresado al penal de máxima seguridad. ¿Cómo lo interpreta?
Regresarlos a máxima seguridad sería cerrar la única posibilidad civilizada de buscar salida a este problema, porque cualquier acción que se desarrolle para buscar la paz, si no considera dialogar con pandilleros, no estará en nada.
Este año han fallecido más de 30 policías a manos de pandilleros. ¿Cómo defender que se negocie con quien da las órdenes?
Porque esta ruta el país la recorrió durante la guerra civil.

Fuente de la imagen, Getty Images
Hay que redoblar esfuerzos para alcanzar la paz porque hoy no solo tenemos una guerra entre pandillas, sino que a la guerra entre los pandilleros, recrudecida, se le ha superpuesto la guerra de las pandillas con el Estado.., y viceversa.
Hoy hay que desmontar otro escenario que no existía en 2012.
¿Hay una guerra de las pandillas contra el Estado?
Hay una actitud de guerra en ambas partes.
¿Por qué solo contra la Policía Nacional Civil?
No solo. Ya van 18 muertos del Ejército este año.
¿El Estado no puede doblegar a las pandillas?
Nuestra filosofía es que no hay que plantearse como primera opción desarticular la pandilla, porque la pandilla es la expresión de una subcultura.

Fuente de la imagen, I. De los Reyes
El objetivo primero es lograr que abandonen la violencia como forma de vida.
Y para eso lo mejor es agarrar el toro por los cuernos, y si sabes que las pandillas inciden en el problema de inseguridad, ¿por qué no vas y te sentás con ellos?
Es lo que nosotros hicimos y dio resultado. ¿Por qué no lo hacen los demás?
El presidente Salvador Sánchez Cerén acaba de presentar el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana. ¿Por qué a usted no lo han invitado?
Porque ninguno de los que está ahí sentado quiere asumir el costo político que implica un proceso como el que inició en marzo de 2012, que hemos tenido que implementar contra vientos y mareas.
Pero usted no deja su rol de mediador, ¿por qué?
Porque si sopeso los costos que he tenido que pagar contra el valor de las vidas salvadas, me siento tremendamente satisfecho.
A mí lo que me interesa es que podamos desarrollar lo que al principio se llamó la tregua, el único esfuerzo que ha tenido éxito.
Todo lo demás que se haga, pues les deseo buena suerte… pero no va a dar resultados.











